El Principio de la Exclusión

¿Qué tal? Probablemente me recuerden de películas como “¿¡Dónde está el piloto?!” o su secuela, “En el frente del termotanque”, y heme aquí nuevamente para reflexionar sobre el mundo que, invariablemente, nos rodea.


El tema a tratar son los colectivos. ¿Qué hay con este invento argentino? Los que no se han subido nunca, por favor, hagan el intento, y para los que ya lo han hecho, presentémosle a los demás el azaroso teatro que se desarrolla aquí dentro. El colectivo está formado por: Motor, ruedas, ejes y transmisiones, chasis más o menos averiado, expendedora de tickets y, los componentes más importantes, el chofer y los pasajeros.
La vida del chofer gira en torno a frías madrugadas calentándose el mate, asados con los demás choferes que han saludado a lo largo del día (como podrán no haber notado, cuando se cruzan dos colectivos, sus choferes tienen una mini conversación con una tasa de transferencia de información notablemente alta, o sea, uno dice “Hola”, el otro contesta “¡Aguante Boca!”, la respuesta puede ser o no una sonrisa, con o sin rastros de bizcochos, pero después se mandan saludos a las mujeres e hijos si los hay, para terminar acordando quién lleva el asado a la noche), menudas charlas con algún conocido que se le siente al lado-generalmente molestando a todos los subsiguientes pasajeros que asciendan-, la radio de turno a todo volumen y, por sobre todas las cosas, un total y absoluto control sobre sus dominios. Podrían haber hecho alarmas sonoras que digan: “Señoras y señores pasajeros, en la parte trasera del colectivo encontrarán lugar disponible; por favor ceda su lugar”, pero no, porque no hay nada más efectivo cuando uno está allí que un “Vayan pa’l fondo que hay lugaar”, una especie de grito un tanto gutural que parece causar un notable efecto sobre la gente cercana al chofer. Los choferes son los señores feudales de sus dominios.
Por otro lado está la gente, incauta, apática, un montón de extraños que por más o menos media hora deben compartir el espacio. Los hay histéricos, amables, no bañados e incordiales, todos unidos compartiendo el mismo aire, ya que a nadie se le da por abrir las ventanillas en invierno, y, en verano, se comparte el mismo viento que termina por resfriarnos para que después nos digan “’¿Te resfriaste? Y eso que estamos en verano” –si. Imbécil, me di cuenta, pero las irritables e irritantes células de mi nariz no piensan de la misma manera que vos-. La gente se ha conocido en el colectivo, ya que es un lugar donde uno no espera nada de nadie. Uno va a tomarse el colectivo y está fastidiado porque llega tarde o porque no estudió lo suficiente, o indiferente porque es un viaje más, o contento porque usa ese espacio para leer o escuchar música, o pensar. Pero definitivamente nadie se sube diciendo, “capaz hoy conozca a alguien”. Es por eso que es un gran lugar para conocer gente. Porque nadie lo espera. El día que pongan una barra, porque se dan cuenta de este efecto, el efecto se va a ir, junto con el chofer, borracho.
Sin embargo, en principio no sucede así. Como se ve en Química, el principio de exclusión de Pauli nos dice que dos electrones no compartirán el mismo orbital –no estarán apareados-, a menos que no haya ninguno libre. Esto es fascinante, ya que diagrama la estructura de la materia y de la interacción entre átomos con una simple regla. Aún más fascinante es el correlato que hay con lo que sucede en el colectivo. Capaz no lo han notado, pero dos personas no conocidas no compartirán el asiento a menos que no haya otro (individual o doble) disponible. Las personas, a menos que una haga un intento patético o, aunque sea, por demás esporádico por entablar una conversación con alguien del sexo opuesto, se van ordenando como electrones en un átomo, dirigido a su próximo destino para reaccionar con otros átomos, las sucesivas paradas, para que se conserve la energía y la masa, siempre. O casi. Miren cómo la sociedad emula las bases de la ciencia, sin siquiera notarlo.
Por suerte están los grupos de 5 amigas, las parejas, la mamá con los hijos, todas personas que suben buscando sentarse juntas. Incluso se quedan paradas si alguna no consigue asiento en algunos casos. Esto, como podrán ver, es lo que nos separa de ser simples electrones conformantes temporalmente de este curioso átomo que es el colectivo, esperando la próxima reacción, la próxima ley a cumplir. 
La pregunta interesante es, ¿Nos separa?

Comentarios

  1. Pensé que ibas a hablar de lo malo que es el servicio, incluso estaba por renegarte que no estoy de acuerdo con lo de la barra, pero después surgió lo del principio de exclusión de Pauli y... la nerdeaste.

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  2. La mejor descripción sobre los bondis que leí en mí vida... un grande el tipo... loco te pasaste, y sí la nerdeaste un toquecillo pillo amigocho ocho, pero estuviste genial con el principio de exclusión de Pauli... te dejo una comensía (comentario + poesía) que me inspiró tú escrito... espero que no te importe si lo título igual que vos...

    Ahí corre la señora,
    ya se agarra el señor,
    todos en la esquina hacen cola,
    y viajan cual vaca en camión.

    Ya parece que todo termina,
    parece que arranca la vida,
    pero todavía falta una parada más,
    "¡Vayan pa'l fondo que hay lugar!"
    grita el fercho,
    y reanuda el micro su andar.

    Ya se baja la señora,
    en la próxima baja el señor,
    mejor me apuro,
    porque sí no pierdo el bondi, hoy.



    Disfruten, sean felices...
    http://kratosdelaslenguas.blogspot.com/

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  3. Que copado lo que escribiste! Me gustó porque tiene esa cosa porteña que va de la mano con el tema de los colectivos también...

    gracias por el comment. bye!

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  4. Que grande el muchacho! analizando un aspecto de la vida tan común pero de una forma tan poco común. Admiró mucho la capacidad, en serio. Y también admiro como no te da vergüenza nerdearla así jajajaja. Un abrazo Lucas!

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  5. Proponga crear el club de los "me siento donde nadie lo espera así creo situaciones memorables". Le veo futuro (?)

    pd: Menos mal que no te metiste con el tema de ceder asientos, no se como verá pauli este tema pero la tendencia demuestra que un electrón en su orbital se apaga cuando un electrón libre se acerca queriendo ocuparlo =p

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  6. Fabri es el electron apagado jajaja... capaz da para un futuro repost el tema...!

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  7. Jajajaja los bondis from hell! Qu van a velocidades increibles y por alguna razon extraña jamas vuelcan o chocan a nadie.

    Es magico.

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