Librepensamiento Incisivo sobre el amor y la moral (Parte 1)


Debo declarar previamente a cualquier otra declaración que nací varón, y la experiencia de esa condición me antecede. Es decir, todo lo que yo diga, haga o piensa va a ser dentro del marco en el que nací varón, con lo cual una mujer podría tomar con pinzas mis palabras ya que nunca voy a entender su sufrimiento, o podría escucharme emitiendo algún posterior juicio de valor, si así ella lo prefiere. El tema en cuestión es, señoras y señores, nuestra capacidad de evaluar algo objetivamente y nuestra capacidad de amar desprejuiciadamente.

¿Cuántos filtros poseemos en nuestras mentes? ¿Cuándo se activan? ¿Realmente creemos que somos capaces de escuchar a alguien sin anteponer nuestras experiencias, ideas formadas a lo largo de nuestras vidas, deseos, heridas y miedos? Créanme, el humano puede ser capaz de muchas cosas, pero no de ésta. 

Simplemente prejuzgamos todo el tiempo, y cuando decimos que decimos la verdad, no sólo no la decimos, sino que también nos mentimos a nosotros mismos. Si a una persona que se informó desinteresadamente de lo que desinteresadamente le enseñaron en la escuela, le preguntan sobre los judíos y el holocausto, probablemente opine, casi sin usar su cerebro, que es una barbaridad, una de las mayores atrocidades del siglo XX, que no puede ser que Hitler haya querido componer su débil reflejo de sí mismo matando a millones de judíos sólo por su raza. De hecho, no puede ser. Porque si a otra persona le preguntaran sobre el mismo asunto, quizá responde que los judíos, después de haber negado a su mesías, andan errados por el mundo, queriendo siempre controlar los negocios, para sustentar el estado de Israel según las leyes tan difusas y ortodoxas a las que se aferran después de tantos siglos; con lo cual obtuvieron la respuesta enfurecida de un opacado pueblo alemán. Crudo e interesante resulta, pues, el debate en sus mentes en este instante. Seguramente ya están juzgándome a mí, acusando que sólo un antisemita podría siquiera pensar eso. En ese hipotético caso, yo no sería el único que lo pensara.

Francamente, me molesta la idea de una división de bandos, en donde, luego de cada batalla, el ganador cuente su verdad de las cosas. Estas semiverdades, permítaseme el no tan extraño término, se han ido enseñando en todos los colegios durante siglos, formando una idea opaca, infantil, artificial y equívoca del pasado, que, a su vez, ha formado el sentido común de todas estas personas, entre las que me incluyo. 

Einstein dijo, “el sentido común es lo que nos pueden enseñar hasta que cumplimos los 18 años de edad”. Esto, es una simple verdad. Vean, cuando a mí me dicen que use el sentido común, noto que se me crispan los nervios. La bronca que se suscita en mí en esos momentos no se debe a mi ignorancia, sino a que el otro no se da cuenta que yo puedo tener esta ignorancia, que es posible que no sepa algo, porque, sencillamente, yo no escuché todo lo que él ha escuchado ni viví todo lo que él ha vivido. Por eso, el sentido común, desde mi particular visión de las cosas, es lo que todos creen que todos debemos tener que saber sólo por el hecho de existir en un tiempo y lugar determinados, lo cual es sorprendentemente mayor a los que todos realmente sabemos. 

De ahí, las discordancias, el nacimiento del objetivismo, la distorsión de la verdades, los malos planteos iniciales, la mentira. El sentido común es una falacia no muy antigua que expresa que todos debemos ser conscientes de ciertas normas. Esta aseveración que hago, no menor desde luego, es un resultado de frustraciones y desencuentros a lo largo de mi vida, y, sí, mi vida me antecede, pero soy consciente de eso. ¿Cuán conscientes son de esto?, deberían preguntarse. 

Pensar no es malo. Pensar que pensar es malo es sólo lo que al aparato que se gobierna a sí mismo bajo estúpidos rótulos como “países”, ”democracia”, ”gobernadores”, etc. le conviene. Miren qué caro se ha pagado el cese del ocio tan mal visto hoy, en el que los antiguos hombres, simplemente, pensaban, saben.


Continuará...

Comentarios

  1. Lo que decís acá, perdona por bajar o subir de las esferas de la política a la música, me pasa con las letras de canciones. No puedo leerlas sin ajustarlas solo a mi experiencia, y siento que em pierdo de mucho en todas las letras que veo casi siempre.
    Será por eso me gusta mas leer letras que no tienen que ver con cosas personales sino con cosas cocnretas o delirantes.
    Ahora, que me pase eso al hablar con alguien, o al pensar en política, y en todo lo qeu se pierde solo por ajustarlo a un filtro previo, es bastante molesto.
    Pero bue, empezar por verlo de esa forma es un comienzo supongo.

    Seguiría escribiendo pero mejor ver tu respuesta para ver sino me fuí por las ramas.

    L

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  2. Para mí no interesa mucho lo que haya querido decir el artista, si a vos te sirvió no busqués más significado.

    Nuestra propia experiencia nos antecede, y se nos interpone en el camino a la hora de querer entender a los demás. Aprender a dejar de juzgar y prejuzgar es muy complicado. Si encarásemos las conversaciones con ganas de entender a la otra persona y no con ganas de que nos entiendan, sería más facil llegar a un acuerdo.

    Es todo una cuestión de aprender a compartir, aprender a escuchar y aprender a callar.

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  3. Salve lucas o brien.

    Por cierto, el otro dia vi "late night with conan o brian" en i sat..es GENIAL. Como no lo conocí antes!

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