Colapso

Las palabras, a veces, no reflejan bien su significado. Palabras que, huérfanas de un contexto, no terminan en definirse; como "amo", que, en soledad, no se sabe si se está hablando de alguien que es dueño de sí y de otros o de alguien que, a veces, no puede ser dueño de sí. Palabras que difícilmente, al pronunciarse, causen el efecto de lo que realmente dicen; como "emigrar", que no me ayuda a visualizar todo el dolor que podría tener alguien al hacerlo. Palabras que duelen según quién sea la persona a la que le peguen, como "tumor", que, significando un aumento de volumen, puede terminar produciendo un aumento de lágrimas a la persona que la escuche o la lea.

El acto locutorio -lo que se dice- va de la mano con el ilocutorio -la intención de lo que se dice-; pero muchas veces logra desentenderse del perlocutorio -el efecto que produce en el receptor-. Justamente, esto es lo que origina los malos entendidos, los cuales se ven acentuados en los chats, ya que uno no tiene la retroalimentación que tiene con el receptor como cuando uno habla cara a cara; o incluso por teléfono, que transmite el tono de la voz.

Sin embargo, hay palabras que, por su construcción, reflejan su significado, fundiendo los tres actos en uno. Puede verse ésto en el caso de "disciplina", con esa "sc" que taladra el tímpano-haciéndose escuchar-; o "rebelde", con la "r" que tanto llena de fuerza el mensaje, rebelándolo del resto, como en "mierda". También encuentro que sucede esto con la palabra "colapso", que, en sí misma sufre un colapso entre las últimas 2 sílabas.

Uno escucha "Tal persona sufrió un colapso nervioso..." e imagina muchos males juntos, un manojo de nervios que desgrana las mismísimas estructuras psíquicas y físicas. Los puentes colapsan estrepitosamente.

Para describir lo que siento, permítaseme explicar primero lo que es un "oxímoron". También conocido como "contradictio in terminis", consiste en armonizar dos conceptos opuestos en una sola expresión, generando un tercer término. Como, en sí mismo, es absurdo -un "silencio atronador"- fuerza al lector a buscar un sentido metafórico del mismo (en este caso, un silencio de tal magnitud que parece que nos hayamos quedado sordos por la potencia del sonido, o lo que uno quiera imaginarse). La palabra oxímoron es un oxímoron, del griego oxýs: ‘agudo, punzante’ y morós: ‘fofo, romo, tonto’.

En este momento de mi vida, estoy sufriendo un colapso lento, e interno. Desde hace un tiempo tengo, en segundo plano, como si estuviera reproduciéndose en el retrovisor del auto que yo condujera en esta alegórica visión de mi vida, todo lo que fui aprendiendo en ella contradiciéndose, resquebrajándose, precipitándose a un puente colapsado. Siento como se van rompiendo cual cascarones para que yo salga de dentro de ellos.



Día a día cambia mi entendimiento de la vida, mi concepción de las cosas. Siento como se van rompiendo lentamente los esquemas impuestos en la cabeza, como todo tiene la misma posibilidad de ser, como cada vez menos cosas importan. Como la gente se traiciona, se abandona, se degrada, se tortura, se mata; a sí misma y a los demás. Aprendí que todo lo que creemos saber es mentira, y que no debemos depositar nuestras esperanzas en nada. Me es lejano, como a todos, creo, el misterio de la vida; pero pareciera que tiene que ver con el depositar nuestras esperanzas en la gente que se separa de los demás, que nos rodea, pese a que nadie nos asegure que permanecerán por siempre. Ni siquiera yo mismo sé si me seré fiel a mi mismo. Todo el tiempo cambia todo. La certeza de un día es pan de la duda del día siguiente, e incertidumbre que sobró del pasado; una innumerable cantidad de cosas que se acumulan sin orden aparente en mi mente.

Mi vocación misma me es esquiva. Hoy lo que más deseo dejarle al mundo son poemas humildes para que, calladamente, griten mi visión de las cosas a todos los mortales. Siento que deseo trascender de ese modo, y no dejando avances tecnológicos que, probablemente, otros logren a su tiempo. Deseo empapelar al mundo con la hermosa melancolía que yo siento permanentemente.

Deseo que, hoy, es callado y, latente,
se acumula para explotar sobre todos; algún día, de repente.
Deseo que, deseo, no se extinga. Deseo que deseo que se inflame.
Deseo que me aprieta el corazón, haciendo, lo que sé, infame.
Deseo que, así callado, así tapado, me hace dispensable.
Aún así, hoy pensar en cambiar de rumbo es impensable.
Pensamiento que me deja, por momentos, deplorable.
Pensamiento escondido de mis seres más queridos,
perseguido por la inquisidora ley de lo rentable,
que trabaja contra mí de forma inaguantable;
deseos de cosas imposibles que se tornan añorables.

Demián Mercier

Comentarios

  1. Arrancaste y te puedo asegurar que no tenia ni puñetera idea de a donde te dirigías, pero de repente mandaste: "Siento como se van rompiendo lentamente los esquemas impuestos en la cabeza, como todo tiene la misma posibilidad de ser, como cada vez menos cosas importan."
    Creo que es lo mejor que te puede pasar en la vida y no me voy a extender mucho mas en eso porque si lo sentís lo entendes jaja.

    Solo no te quedes con la idea de no depositar las esperanzas en nada. No hacerlo es no arriesgarse y no arriesgarse también es fracasar.

    Un abrazo!!

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  2. Está muy lindo lo que decís, Marquitos, pero, decime ¿Cuál es el problema de fracasar? ¿Hemos venido a triunfar en la vida? Quizá cada uno tenga sus propias batallas, y siempre a alguien le toca perder... Los ganadores existen merced a los perdedores. No sé si entendes mi punto, pero el tema es que no veo el punto en que todos tengan como meta el "éxito", incluso el personal.

    Es que no me gusta la visión exitista de la vida... Pienso que uno ha de contentarse con lo que tiene, abriéndose paso a medida que se van probando cosas nuevas. Que la curiosidad sea el motor, pero no el éxito. Al menos, así lo veo hoy.

    El colapso apuntaba a lo vocacional. El tema de estar en un lugar deseando estar en otro. Si bien ese párrafo lo siento, siento más los siguientes.

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  3. Me reescribo: Está bien ponerse metas, superarse, lo que no me gusta es el éxito como popularmente se lo conoce. No me gusta la idea de tener que tener la palabra fracasado en mi boca, para arruinarle el día a alguien, o a mí. Toda esa filosofía del éxito, me da miedo. Pero ya habrá tiempo para hablar sobre esto. Ya lo pensaré mejor.

    Abrazo grande..!

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  4. Lo que yo se, y no me preguntes como, es que no es el momento de aflojar. Ya tendrás tiempo de plantearte esto, en cambio, si ahora renuncias, vas a sentirte incompleto siempre. Esto va mas allá del éxito y el fracaso. Y no solo incompleto, sino también en deuda, y con varias personas.
    Decís que no distinguís éxitos de fracasos, o al menos que no te gusta interpretar así las cosas, pero ves tu carrera solo como un medio para hacer inventos (esto sería, el éxito).
    Si esa fuese la única razón para estudiar, un simple fin, yo mismo estaría tan apático que ahora preferiría laburar en algo que tenga a mi alcance y listo...
    No sigo porque capaz pifié mi enfoque, mejor te dejo responder.

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  5. No voy a aflojar... simplemente por la inercia que tengo. De ningún modo dejaría los estudios a esta altura, por más que ya estuviera con una actitud de hastío completo. Naturalmente hago la carrera, ya que me he acostumbrado. Pero hay cosas que llenan a uno en la vida, y en este momento se divide entre mi carrera y la escritura. Como la escritura es lo novedoso, lo que me place instantáneamente, tiendo a hallarla mucho más gratificante que la carrera, cuyos beneficios veré a largo plazo. Igualmente, en cada materia que hago, voy viendo y haciendo cosas que me gustan, pero no todo es color de rosa en esta vida.

    Por otro lado, no todas las sensaciones que tengo terminan en decisiones, sino tendrías un hermano muy distinto. Pero que los pensamientos pasan por la cabeza, que hay cosas que cansan, eso lo tengo claro. Como también tengo claro que las decisiones importantes en la vida de uno no se toman en caliente, o por sensaciones. Los que viven la vida así, allá ellos, con su ilusión de que la intuición los llevará lejos; que quizá sea su caso, pero definitivamente no es el mío.

    Por lo pronto, sigo estudiando que mañana rindo.

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