De Dioses y Adioses




Iba caminando por la peatonal el otro día, volviendo a mi casa, ya de noche, cuando se me acercó un sujeto y me extendió un llamativo folleto.

"Dios te ama y tiene un plan maravilloso, que aparentemente involucra un popeye papeado pegándole una piña a otro sujeto"-pensé mientras miraba atónito la portada-, y no pude contenerme. Fue mi lectura por el resto del viaje de vuelta a casa.


Y entonces empieza el argumento: "Es verdad que Dios te ama, pero tú decides si Su plan es "maravilloso". Si has escuchado que la felicidad viene a través de Jesucristo, debes pensarlo nuevamente". Bueno, por supuesto que debo pensarlo nuevamente. Esto de hecho tiene sentido. Sigo: "La primera cosa que Jesús dijo del apóstol San Pablo fue que Él le mostraría cuán grandes cosas debía sufrir por su nombre. Tres veces fue azotado con látigos, una vez fue apedreado, tres veces sufrió naufragio."-(¿qué carajo?)-"La Biblia dice que "todos los que quieran vivir en Cristo Jesús padecerán persecución". Dice que debemos entrar al reino de Dios a través de muchas tribulaciones, y que estamos señalados para la aflicción. Jesús dijo que seríamos insultados, odiados, perseguidos y dirían todo tipo de mal contra nosotros mintiendo, por su causa. Debíamos tomar nuestra cruz diariamente, negarnos a nosotros mismos y seguirle, pues en el mundo tendreís aflicción"-ahora entiendo la foto de la piña. Ahora, ¡Qué marketing! "Vengan, vengan, nos cagaran a piñas pero..." Pero.. ¿Qué? Tengo que seguir leyendo.


"Mi esposa una vez habló a un hombre joven quien había creido la atractiva propaganda televisiva y se unió a la Marina para conocer el mundo; ¿y qué vio? Sólo el mar y nada encontró sino duro trabajo. Ahora no veía la hora de dejar la Marina." El hombre de la anécdota en cuestión no quería trabajar, quería un plan de asistencia o algo, no se dió cuenta que de conocer a Jesús lo podrían cagar a trompadas pero viviría eternamente o algo así después. Confundido, seguí leyendo: "Si ellos hubieran sido honestos en su propagando, quizás la Marina no habría recibido tantos reclutas, pero al menos los que tendrían estarían comprometidos, y no serían desertores de corazón". Ah, lo había entendido mal. Claro, la comparación es entre la Marina y la Iglesia, y la propaganda deshonesta en la que no dicen que van a trabajar y la propaganda honesta en la que dice que van a sufrir.


Después vienen párrafos que hablan de la vida eterna, todo lo que pecan los hombres desde que nacen, que por ellos en el Día del Juicio seremos culpables, que nos olvidemos del plan maravilloso, que sin la misericordia de Dios, iremos al infierno. "Dios no te pide que consideres Su plan para tu vida, Él te manda que te arrepientas". Y algo que aclaró un poco el asunto: "Cuando Jesús murió en la cruz, Él tomó el castigo que estaba preparado para tí y para mí debido a nuestros pecados. Y al hacer esto, Él satisfizo las demandas de la Justicia Eterna, y al mismo tiempo demostró cuánto nos ama. Si te arrepientes y pones tu fe en Jesús, Dios perdonará tus pecados y te dará el regalo de la vida eterna. No digas "lo voy a pensar" - en lugar de esto, obedece su mandato". Contundente.


Con ser ciudadano argentino ya cargo con la deuda externa y con los impuestos (y no puedo no ser ciudadano de ningún país); con ser un ser social, ya cargo con los mandatos sociales; con ser un ser pensante instruido en el colegio ya cargo con la estructuración de la mente que hace que nuevos tipos de pensamientos no surjan como agua de la canilla. Y aparentemente con ser descendiente de Adán cargo con un pecado que realmente no me deja opción. Pero también cargo con tener que soportar la falta de sustento lógico que desborda por doquier en los argumentos que tienen que ver con la Iglesia, que se ha entrelazado a tal punto con la sociedad que se entiende al bautismo como un acontecimiento y requerimiento social y no como un ritual de una religión a la cual uno puede no ser adepto. Nadie pidió nacer, nadie pidió los impuestos, los bautismos, el apéndice, el cáncer, el destino, el regalo que no les iba a gustar ni tantas otras cosas, pero son restos de un andamiaje ortodoxo que viene de la elucubración del hombre, de la acumulación de palabras sobre hojas y costumbres en la gente, como apéndices de intestinos sociales.


Para terminar con la destrucción de cualquier acercamiento asertivo por parte de los que escribieron el folleto hacia mi persona, dilapidan su intento de ser creativos usando metáforas con este ejemplo burdo: "Si entraras a una corte y ofrecieras pagar una multa de 50.000 dólares que yo no puedo pagar, sería un insulto para mi decir, ante tu ofrecimiento de ayuda, "lo voy a pensar" ". Claro, porque no hay absolutamente nada raro en eso. No hay nadie que te pueda cobrar "extras" involucrado, o nada médicamente equivocado en la persona dispuesta a dar tal suma, nada ilegal en aceptarla y ninguna serie televisiva de litigios que no sería sustentable con tal situación.





Lo que quiero recalcar es la falta de coherencia, la falta de tacto, la ausencia completa de marketing, y lo fútil de querer razonar por la fuerza. Porque si uno no busca hacer las cosas, por las malas, por la fuerza, si uno busca el camino de la razón o la emoción con empatía en todas las situaciones de su vida, ¿por qué la redención llega por aplicarle a nuestra emoción y a nuestra emoción tal violencia con conceptos que duelen tanto como el del infierno, el de la justicia eterna, el de la culpa enredada en nuestro adn, el de un Dios que es amor, pero que ha creado todas estas tribulaciones en nuestra existencia, el que nos da la razón y nos la quita para abrazarlo? ¿Por qué hemos creado semejante monstruo?

El Mal y el Bien están dentro nuestro, creando el infierno y el cielo con nuestras acciones y pensamientos. Está en nosotros buscar el bien dentro al recrearlo en otras personas, sensando con la empatía aquello que alimenta la paz en nuestros corazones, sin banderas, sin fronteras, sin condiciones, sin conceptualizar el amor, sin dejar de sentir la suerte eterna de estar aquí y ahora, mirándonos a los ojos y riéndonos del absurdo del cruce del cono del futuro y del pasado en cada instante.Cuando llegué a casa, sentí la indignación diluyéndose en la paz de saber que cada persona busca su dios y la esperanza de que cada vez lo busquen menos violentamente. Y no es bueno aislarse, ni sentirse superior o inferior, ni acumular prejuicios, porque, después de todo, hay algo que con lágrimas y de una película salvaje he aprendido:

"La felicidad sólo es real cuando es compartida..."

¡Así que seamos felices! De Dioses y Adioses, hablemos luego.

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