Fluorescente Adolescente
El sonido del
fluorescente, en constante letargo solitario, ese zumbido que denota una gran
vida interior, mira con sopeso a los demás sonidos. Mira el sonido de la
alarma, en constante repetición, haciendo saltar a la vista la necesidad de
atención camuflada en un chiste constante y molesto. El sonido de las huellas
de los autos en la lluvia, pasando como peatones en una gran ciudad en una hora
trasnochada, haciendo una pintura de los más monótona, poniéndole el firme gris
azulado de fondo a la escena. Los truenos rompiendo esquemas, derramando dolor
en sus gritos, logrando elevarse por los demás sonidos con cada caída,
costándole la energía vital. El sonido de la lluvia reanudándose, ese amigo
curador que cada tanto aparece para hacerte repensar los problemas como
oportunidades y las heridas como historias, reanimando la visión de la escena
con un carisma melancólico.
Mirando los
resoplos del viento ebulliendo en los árboles, jóvenes y alegres,
imperturbables por la lluvia, más alborotados por ella, jugando a ser grandes.
Observando cómo los pequeños golpes de las puertas crecen a golpes dejando a
los más grandes boquiabiertos con su relativo transcurrir en el tiempo,
adelantándose a los pronósticos de las consciencias adultas. Otros sonidos más
grandes, los de las ventanas rechinando, adoleciendo en la levedad de su ser.
Y este sonido
reflexivo, fluorescente introspectivo, que inicia con un click y, tras unos
espasmos de alegría de los intentos por prenderse que no pudieron ser, nace invadiendo
la dimensión lumínica, que no se ve como los demás sonidos, pero se siente por
su calor; transcurre su vida rodeada de sus amigos, el sonido de la estufa, los
de los fósforos siempre pícaros que se suceden rítmicamente, el del lavarropas
con su obsesión por el trabajo, el del fuego saliendo de la hornalla,
calentando el ambiente; el de la heladera abriéndose y cerrándose -esas parejas
que viven peleando pero siempre vuelven a estar juntos-; el de las voces que no
se entienden, el de las que sí, el de los corazones con sus ritmos tan
distintos y parecidos a la vez; el de la música siempre buscando alegrar,
emocionar, embellecer; el del agua corriendo interrumpido por los platos y
cubiertos sonando, como esas madres llenas de hijos en plena curiosidad.
Hasta que llega
ese sonido tan parecido al que le dio la vida: el click que apaga la luz,
haciendo al sonido flúor eternamente presente en su ausencia, agrandándose en
una espiral tormentosa en su falta que rompe con la melodía que venía
construyendo, haciéndose gigante en el tímpano del oyente que es vidente de lo
que no se seguirá dando, marcando el quiebre entre canción y canción, haciendo
memorable a su generación, a sus nexos con todos los sonidos contemporáneos.
Y es así que una noche es una vida, y una
vida, una noche.
Y el tipeo de cada letra es el llanto de un
hijo que nace en esa noche,
encontrando la belleza de vivir en el creativo derroche,
el de un universo en expansión
que sigue luego de este broche.
encontrando la belleza de vivir en el creativo derroche,
el de un universo en expansión
que sigue luego de este broche.
¿Así que te salió todo de corrido?
ResponderEliminarSi es así se nota en como conecta una escena con la siguiente con los sonidos y demases. Muy grato lukarian, ahora voy a tener que escribir algo yo de vuelta (?)
¿En qué momento dejé ver que salió de corrido? Pero sí :)
ResponderEliminarEstaba disfrutando de la orquesta natural casual Paranaesense.
Como dijiste, ahora tendrás que escribir algo, jaja.
Le puse play a la musicalización del video en un día terriblemente lluvioso de Mar del Plata, por lo cual, no solo todo se volvió muy redundante, sino que los efectos se vieron multiplicados, las ganas de dormir casi incontrolables, la melancolía una topadora infrenable, las pocas ganas de ir a cursar se convirtieron en un hecho, la preocupación por la ropa colgada afuera una tragedia, la intensidad de los verdes de mi patio un placer casi imposible de dejar de mirar.
ResponderEliminarY también leí lo que escribiste.
PD: después te pregunto al respecto del texto, si me acuerdo cual es la pregunta.
Jajajaa te sedé antes de que siquiera llegues consciente al texto... Espero que en ese estado alterado de conciencia te haya quedado algo, producido algo, o simplemente, "algo", jaja...
ResponderEliminarSi te acordás, preguntame!